sábado, 24 de diciembre de 2016

¿Qué has leído este año, Diego?



Gracias voz en off por darme la oportunidad de pavonearme en público.


He echado un ojo a los libros que recomendé en la anterior entrada y he visto que unos cuantos están ahí para hacer bulto. En esta entrada mantengo los títulos de aquellos que aún conservan mi cariño, y que intuyo que lo harán por bastante más tiempo.


Por otra parte, si os dejáis los ojos con la imagen veréis que la última mitad del año ha estado salpicada por ensayos filosóficos. En ellos se tocan a menudo temas que por lo general me quedan grandes (al fin y al cabo soy un hombre de ciencia, qué se le va a hacer). Por ello he decidido omitir estos títulos, pese a la influencia que hayan podido ejercer sobre mi.



Sin más dilación, las recomendaciones de 2017. 




-El mar, de John Banville



-Tokio blues (Norwegian Wood), de Haruki Murakami: Tras leer El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Hombres sin mujeres y ojear alguna crítica sobre este autor, aquellos personajes solitarios que me resultaban tan atractivos empiezan a empalagarme. Quizás si hubiese empezado por otro título Tokio Blues no estaría aquí. En cualquier caso y sea cual sea la obra, al menos una visita a Murakami es obligada (insert Nobel Prize joke here). 



-Mort, de Terry Pratchett


-Haikus clásicos, El pájaro y la flor (antologías de haikus):


-Cuentos de Cortázar (compilación de Borges): Leed al menos Casa tomada, que son cuatro páginas, cojones.


-Pájaros en la boca, de Samanta Schweblin (colección de cuentos)


-La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera: Mi primera impresión al oír este título fue que se trataba de una novela pretenciosa y pesada. Si bien es cierto que no hay una opinión unificada sobre el primer atributo, La insoportable levedad del ser me ha parecido increíblemente liviana y agradable de leer, pese a su alto contenido reflexivo. 

La trama gira en torno a un triángulo (¿cuadrado? ¿pentagrama? -unos cuantos) amoroso y su desarrollo en plena primavera de Praga. A medida que el texto avanza, el narrador, confundiéndose con el autor, empieza a divagar sobre filosofía y política.

Me place incluirlo en la lista de libros que de cuando en cuando te hace levantar la vista y decir "woah".


-On Love and Barley. de Bashō: Colección de haikus del poeta japonés bautizado con el nombre de un árbol. Mi edición (Penguin Classics), cuenta con una biografía sencilla, grabados japoneses cada varias páginas y un apéndice con comentarios acerca de muchos de los poemas. Un librillo corto y relajante.


-Factotum, de Charles Bukowski: No tengo muy claro lo que me hace volver a este autor. Desde luego no es la trama, siempre las mismas historias de borracho, ni un mensaje general con el que pueda sentirme identificado. Sin embargo sí que hay algo que aprecio conscientemente en él: la sinceridad. Bukowski no trata de venderte una buena historia. Bukowski te hace vivir su vida, sin pasar nunca por alto los despidos, las infidelidades, las enfermedades de transmisión sexual y otros detalles de la vida que llevó. 


-Pórtico, de Frederik Pohl: Joder, acabé con esta novela en dos sentadas. Bob es un antiguo prospector que se ha enriquecido gracias a sus viajes de exploración espacial. La humanidad no ha desarrollado una nueva tecnología que lo permita, sino que se encontraron con los restos de una civilización desaparecida. Conociendo tan solo parcialmente sus naves, los viajes son una inversión muy arriesgada, lo que hace que el entusiasmo por el descubrimiento de nuevos lugares, de la riqueza y la fama, se mezclen con la tensión provocada por la perspectiva de una muerte casi segura. Creo que ya he hablado bastante de su mundo.

Me gusta además la forma que tiene de transmitir la historia: por una parte se nos presenta la información que nos da Bob sobre su vida de prospector y por otra sus problemas emocionales, que surgieron a raíz de la misma. Estas dos formas de narración están a su vez salpicadas por recortes de periódico, anuncios de la radio, fragmentos de conferencias, etc., que dan consistencia al mundo que Pohl ha creado. Genial.





-Océano mar, de Alessandro Baricco: Un grupo de personas peculiares coinciden en una posada junto al mar. No quiero decir mucho más de la trama. 

Alessandro Baricco tiene un estilo muy característico, y esta novela no es una excepción. Nos lleva por la historia con el vaivén de las olas, controlando cada frase y su ritmo.

Este año también he leído Novecento y Seda, de este mismo autor y, como con Murakami, estarían recomendados aquí de no haber leído Océano mar. Sin embargo, después de haber estado unos meses lejos de la costa, es este el libro que se ha ganado un huequito en mi corazón. 



-1984, de George Orwell: Lo más probable es que en algún punto de vuestra vida os hayan recomendado este libro. Me he resistido bastante a leerla porque ya me habían destripado muchos de los conceptos clave mostrados en la novela, y sin embargo, pese a ya conocer los pilares de su mundo, me ha parecido fascinante, y la mayor parte del mérito la tiene su desenlace. Por no hacer mucho spoiler simplemente diré que se trata de un final completamente consecuente con la distopía que plantea.




-La historia interminable, de Michael Ende: La historia comienza contigo leyendo cómo Bastian, un niño regordete sin muchos amigos, roba un libro que le abrirá las puertas al mundo de Fantasía. 
Lo de que el dragón fuera un perro con la cara
de Stephen King también es cosa de la peli.
La historia interminable, 1984. 

Había visto la película hace varios años, y al empezar el libro esperaba poco más que un desfile de paisajes y personajes de cuento de hadas. Es increíble cómo, aun siendo un despilfarro de luz y color, Ende consigue hablarnos de la literatura de un modo totalmente ameno (metaliteratura for kids, tete). 

Si también habéis visto la película puede que os sorprenda que falta (literalmente) medio libro. A grandes rasgos, mientras que en la primera mitad se nos introducen los maravillosos mundos que contiene la literatura, la segunda lo complementa armónicamente al hablar sobre los peligros de la lectura como forma de evasión. 


Es una obra agradable y profunda que descubre o renueva el amor por las historias.





-Anna, de Niccolò Ammaniti: En un trasfondo apocalíptico y despiadado, Ammaniti consigue conmovernos con la historia de Anna. Decidí darle una oportunidad al libro tras leer la reseña de Ángela de la Torre, así que lo mejor es que os deje directamente con ella: Enlace a reseña chachi.



-Los versos del Capitán, de Pablo Neruda: Si bien es una experiencia personal y no puedo aseguraros el disfrute del libro, sé que este pequeño poemario se quedará en mi corazón. En Los versos del Capitán aparecen poemas llenos de romance y libres de romanticismo, de palabras llenas de calor y simple belleza. 

El Diego de 13 años se ríe porque lo ha pillado 


-El caso de Charles Dexter Ward, de H.P. Lovecraft: Si hay algo que me molesta en los relatos tanto de Poe como de Lovecraft es que en la inmensa mayoría de ellos la historia es transmitida a través de un narrador intradiegético que, oh, sorpresa, está majareta. Soy consciente de que el concepto de un horror que escapa al raciocinio humano es uno de los pilares del señorito de Providence, pero esta forma de contar historias cansa rápidamente. Es por esto que me ha gustado tanto El caso de Charles Dexter Ward: el narrador es ahora ajeno a la historia, haciéndola mucho más llevadera.

La trama describe los oscuros hallazgos de Charles Dexter Ward hasta su internamiento en el hospital psiquiátrico, relacionados con la borrosa figura de su antepasado.

El libro, que más que un relato es una novela corta, me parece ideal para iniciarse con el bueno de Lovy.



Esto ha sido todo por ahora. No dudéis en hablarme si vais a empezar uno de estos libros, si ya habéis leído alguno de ellos o incluso si queréis hacerme otra recomendación.

¡Felices fiestas y próspero año nuevo!