miércoles, 6 de julio de 2016

Agorafobia

Entraste en el cuarto y me viste en cueros
estudiando los posos del café
— ¿Qué ocurre?— a lo que te fui sincero:
— Amor, tengo miedo y no sé por qué.

Me abrazaste y me sentí más ligero;
se fueron tus pasos por el parqué.
Qué vértigo, qué extraño desconsuelo,
muerto de miedo y sin saber por qué.

El exterior parece un mar severo,
navegarlo exige energía o fe.
Me encojo, me guardo en mi agujero,
pues hoy tengo miedo y no se por qué.

Desde aquí miro al mundo y lo prefiero,
no hago más que jurarme que saldré.
Quizás mañana — al menos lo espero—
olvide este miedo y pueda volver.